Más del Maestro Ubaldo

En esta ocasión quiero presentar, —además de la música, desde luego—, la portada del libro que la Profra. Irma Morales Tena ha escrito para honrrar la memoria de su difunto padre, el Profr. Ubaldo Morales Rivera, y también el prólogo del mismo escrito por Jaime Rodríguez Solorio. En la fotografía se puede apreciar una vista panorámica de San Ángel Zurumucapio perdido entre la espesura de la sierra, sobresaliendo únicamente la iglesia y algunas casa aledañas. En realidad San Ángel es una población pequeña pero muy bonita rodeada de bosques y huertas de aguacate, como ustedes podrán apreciar en la fotografía. Paso enseguida a transcribir íntegro el mencionado prólogo del libro.

Prólogo

Júbilo. Alegría. Regocijo. Algarabía. Todo se conjuga. Inicia la fiesta de mi pueblo. ¿Patronal, corpus, cívica? Poco importa. La diversión se aproxima. Con sus notas llenas de excelsitud, la banda musical de viento hace su entrada interpretando gallardamente una marcha. Inician así los festejos que quizás durarán varios días.

Escenas como lo anterior, cotidianamente y por varias décadas se han suscitado en la mayoría de las poblaciones del estado de Michoacán. Lugar del pescado. Corredor de distintas migraciones. Rico por sus costumbres y tradiciones. Por su música. Por sus danzas. Por su típica comida.

Quienes orgullosamente ostentamos el privilegio de cultivar el arte musical, hemos logrado que diariamente el amor a la música filtre un rayo de alegría y optimismo a nuestras vidas, pues como dijo Schumann: Nada grande se realiza sin entusiasmo en el Arte. Sin embargo, debemos cuestionarnos: ¿Se conoce realmente la historia de los múltiples fundadores y creadores de esas agrupaciones musicales que amenizan las festividades de nuestros pueblos michoacanos? ¿Se conocen las vicisitudes a las que se han enfrentado en su formación? Sin temos a equivocarme, puedo asegurar que muy pocas personas lo saben. A pesar de los esfuerzos vertidos, la divulgación ha sido exigua. Es justo entonces, dar a conocer por diferentes medios las obras que estos excelentes profesores y compositores han desarrollado en sus comunidades, no solamente formando bandas de viento, sino también toda índole de agrupaciones artísticas, además de difundir ampliamente nuestra vasta cultura.

El Profr. Ubaldo Morales Rivera, sin duda alguna, es el prototipo de esos personajes. Pertenece a lo que yo denomino: la segunda generación de líderes musicales purépecha. Colmado de cualidades innatas para la música, a lo largo de su existencia ha formado incontables y diversas organizaciones artísticas, algunas por iniciativa propia, y otras dentro del marco de las Misiones Culturales de la Secretaría de Educación Pública. Es un prolífico compositor de música purépecha, así como también, de otros géneros musicales tales como: marchas, valses, polkas, pasos dobles, bailable e, incluso, de concierto. Es también un estupendo arreglista de música y un reconocido ejecutante de diversos instrumentos musicales. Su trayectoria plasmada ahora en este trabajo, refleja la labor plena de encomio que desde su juventud se hechó a cuestas: formar nuevos filarmónicos, creando y dirigiendo las agrupaciones musicales correspondientes.

Hacer llegar un libro excelso a las manos más humildes, con el firme propósito de divulgar las obras de estos singulares personajes, viene a constituir un hecho através del cual luchamos por conquistar la verdad y el bien. De esta manera, exploramos el mundo y lo expresamos conforme al ingenio y al temperamento nuestros, porque el progreso del mundo exige de nosotros una interpretación personal y una expresión característica y única de la vida que vivimos. No se ha llenado este trabajo con frases ostentosas y todos los demás atractivos con que muchos autores tienen la costumbre de engalanar lo que tienen que decir. Este libro no tiene otro adorno ni gracia más que la verdad de las cosas y la importancia de la materia.

Honor pues a quien honor merece, el Profr. Ubaldo Morales Rivera, alejado ahora de toda actividad cotidiana, imposibilitado por terrible enfermedad, debe recibir el reconocimiento sublime y perenne a su noble labor. Es necesario que personas e instancias enfoquemos nuestros sentimientos hacia San Angel Tzurumucapio, su lugar de origen y donde desde hace algún tiempo reside, tal vez no solamente para auxiliarlo en especie, sino más bien para reconfortarlo espiritualmente, para hacerle saber que diariamente su obra es y será recordada por las personas y en las diversas comunidades donde la desarrolló. Hoy, como dijo Henrik Ibsen, yo le recuerdo que: El hombre más fuerte es el que más resiste la soledad, y que: Siempre surge de una última desesperación una última fuerza, según el pensamiento de Stefan Zweig.

Finalmente, quiero brindar un amplio reconocimiento a la loable tarea de las instancias y personas que promueven la divulgación de las obras de los líderes musicales de las comunidades michoacanas. Solicitándoles a la vez, que redoblemos y conjuguemos esfuerzos para continuar y no desistir en esa labor tan digna de alabar, de tal manera que nuestros descendientes tengan los medios para conocer las obras de sus ancestros, que puedan mostrar bien sea a través de un libro, de un disco o de un artículo, a quienes hicieron historia componiendo tan bella música llena de sentimientos nobles. Ello, sin duda alguna, redundará en beneficio de la preservación de las culturas de nuestro país.

Jaime Rodríguez Solorio

Contenido del disco

Corpus
El manguito
La carestía
La Charamusca
La chiva
La Güera García
La mordida
Las cagüichas
Panchito
Yuri
Zurumucapio

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